FILTRO AIRE

Para conseguir un rendimiento óptimo, los motores de combustión necesitan aire de admisión limpio. Si las partículas contaminantes del aire, como hollín o polvo entran en la cámara de combustión, pueden llegar a zonas críticas provocando un desgaste prematuro del motor. Asimismo, también puede verse afectado de forma significativa el funcionamiento de las piezas electrónicas situadas entre la aspiración y la cámara de combustión como por ejemplo el medidor del caudal de aire.

Los filtros de aire son el destino final de todas las partículas contaminantes. No importa que sea polvo, polen, arena, hollín o incluso gotitas de agua – gracias al elevado grado de separación de la suciedad y la gran estabilidad mecánica, los filtros de air separan incluso partículas microscópicas contenidas en el aire de admisión. Esto permite que la proporción combustible-aire sea la óptima, asegurando un rendimiento estable del motor.

Para garantizar su rendimiento, los filtros de aire deben sustituirse periódicamente respetando los intervalos de servicio, ya que un filtro colmatado impedirá el suministro de aire al motor. Con la consecuencia del aumento del consumo de combustible y la emisión de partículas contaminantes. Aquí radica otro distintivo de los filtros de aire, la alta capacidad de retención del polvo asegura su fiabilidad durante todo el intervalo de servicio.

Bajo el capó de los vehículos modernos, se necesita más espacio que nunca para la electrónica, los nuevos componentes técnicos y la tecnología de seguridad. Los filtros de aire deben adaptarse a esta evolución – y al hacerlo satisfacen las constantes y mayores exigencias de la industria del automóvil por lo que respecta al rendimiento de separación, la protección contra llamas y la duración del intervalo de servicio.